En una sartén pequeña, sofreír la cebolla picada y el ajo en una pequeña cantidad de aceite de oliva hasta que estén tiernos y reservar.
En un tazón grande, combinar el pollo, el pan rallado, el queso y los tres huevos. Mezclar bien.
Probar la mezcla para ver si se puede moldear en croquetas. Si parece seca, agregar otro huevo o un poco de caldo de pollo.
Agregar el perejil, las cebollas, el ajo, la ralladura de limón y la pimienta al tazón y mezclar bien.

Calentar 2 cucharadas de aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio.
Moldear la mezcla en croquetas o bolas y freír hasta que estén doradas.
Retirar del fuego y colocar en un papel toalla para escurrir el exceso de aceite.

Consejo: También puedes hornear las croquetas en el horno en lugar de freírlas.
Simplemente colócalas en una bandeja para hornear y hornea a 180 C durante 30 minutos.